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El código de silencio que hay en algunas organizaciones, legales e ilegales, es el cinturón de seguridad del Mal, pues, ¿para qué necesita la Verdad y la Justicia un código de silencio?

 

Los años del COVID y lo que hubo detrás

 

Me he decidido a escribir esto por la facilidad con la que el pueblo se ha olvidado de ese período de dos años tan desagradable. La razón es que todos los implicados, que son mayoría, se sienten avergonzados.

Lo que no sé con seguridad es la finalidad de esa locura que vino del lado de gente oculta pero con poder social suficiente para tirar de los hilos de nuestro mundo. Sí sé que no es nada bueno, excepto para ellos y que no hay ninguna agenda con las malas intenciones de estos individuos libremente circulando por Internet. Ya he dicho lo que yo no sé y como tal, no voy a escribir sobre ello, así que lo haré sobre lo que tengo seguro.

Observando esos dos años de Covid y todo lo que se movió alrededor, puedo, como profesor que soy, exponerlo como un test. Sí, un examen que la mayoría no aprobó y que sirvió para dar información necesaria para gestionar un cambio social y psicológico sobre los demás.

Cuando digo mayoría, resulta obvio que se acepta una minoría, que fueron todos aquellos que se opusieron a la humillación y la mentira de los gobiernos, que fueron multados, agredidos y hasta encerrados en prisión preventiva.

Voy a empezar mi examen desde arriba.

Los que están detrás del telón, o sea, los que escriben el guion de cómo les interesaría que fuera la sociedad, para su propio beneficio, sacrificando con ello el bienestar de los demás. Para ellos, un SUSPENSO

 

Grandes millonarios que pusieron a buen recaudo sus bienes, demostrando con ello su solidaridad. SUSPENSO

 

Políticos que no tuvieron inconvenientes, al menos aquí en España, en crear un Estado de Alarma ilegal para poder tener a la gente encerrada durante casi un mes, basándose en nada concluyente, en pruebas que no lo eran, en falsificar el número de muertes por Covid, evitando de manera taimada que se hicieran autopsias que rebelarían el fraude de todo esto. Políticos canallas que pidieron que la vacuna fuese obligatoria, sabiendo que no habían sido comprobadas para garantizar la salud. Asustar al pueblo con noticias falsas y tenebrosas, para que el miedo dificultase el sano raciocinio. Noticias que enfrentaban abiertamente a unas personas contra otras. Decir que existían mascarillas altruistas y otras egoístas. Exigir que se llevase el tapabocas por la calle, incluso por el campo, de esta manera cundiría el ejemplo y cuando hartos ya de golpear en la TV con la misma monserga conseguirían que la gente creyese lo increíble. Decir que aunque no tuvieras síntomas podrías transmitir la enfermedad. Miedo por todas partes dirigido incluso a la propia familia, que no hubiera contacto físico, por algo que viene sucediendo desde el principio de las agrupaciones humanas y que el Covid tal y como vemos desde la perspectiva del ahora, no ha sido ninguna peste negra.

Por lo tanto, por haber humillado al pueblo, engañandolo, asustándolo y con un 80% de probabilidad de haber aceptado sobornos de las empresas farmacéuticas, les mando un SUSPENSO.

 

Los expertos del gobierno. Salían a todas horas por TV repitiendo lo que sabían ya de memoria, pues, se les capto para ello. Así, los televidentes, sin otra información a su alcance creyeron lo que estos expertos les decían. Estos científicos de pacotilla eran todos funcionarios, no pertenecían a empresas privadas, por lo que, esta sería una forma fácil de medrar y conscientes de que sus mentiras hacían un gran daño a la población, no les importó. Por esto, merecen un SUSPENSO.

 

Ministerio de injusticia con sus magistrados, abogados, fiscales y otros, sin oponerse al Estado Ilegal de Alarma, ni a las tropelías evidentes del gobierno. Todo por miedo a perder su estatus. Por haber hecho todo lo contrario de lo que debieron SUSPENSO.

 


Las empresas farmacéuticas
conscientes, (aunque ellos dicen lo contrario) de que sus vacunas no habían sido probadas suficientemente, en consecuencia, que tenían un margen de efectos adversos bastante grande, sobre todo las transgénicas, no dudaron en anteponer su negocio a la salud pública, para ellos un SUSPENSO.

 

El estamento sanitario, doctores, médicos, y ATS no dudaron en aceptar como bueno todo lo que desde las emisoras de TV y los boletines que recibían del Ministerio de Sanidad les decían, sin cuestionarse las lagunas que de por sí tenían vacunas experimentales y que profesionales como ellos debieron ver, incumpliendo su código deontológico que antepone la salud de sus pacientes a cualquier otro interés. Por todo lo dicho y su evidente cobardía, los veo como cómplices de las farmacéuticas, por lo tanto, para ellos un SUSPENSO.


Periodistas que igual a siervos indignos proclamaron por casi todos los canales de TV miles de veces lo mismo, táctica propia de los publicistas, evitando que llegase al pueblo todas aquellas personas que opinaban distinto. Nada más sencillo, preguntar a la gente por la calle, y borrar todo lo que no les interesaba. Por vendidos y antagonistas de todos aquellos que no estaban de acuerdo SUSPENSO.

 

Militares que se hicieron ver para amedrentar al pueblo, o sea, que apoyaron un Estado de Alarma ilegal y sobre todo al gobierno. Para ellos un SUSPENSO.

 

Fuerzas de seguridad del Estado, vigilando que nadie saliese de su injusto arresto domiciliario, poniendo multas exorbitantes que luego no pudieron cobrar por ilegales. Por detener a personas que no podían soportar estar encerradas y los menos, aunque importante de reflejar, fueron aquellos que aprovechando la coyuntura usaron la violencia y cuando se dijo que la mascarilla había que llevarla por la calle, incluso en espacio rural, vimos vídeos de policías y guardiaciviles persiguiendo por el campo y playas a personas solitarias por no llevar puesta la mordaza. Así que, por necios y contrarios al bienestar del pueblo, un SUSPENSO.

 

Sistema Educativo, con sus profesores y maestros eludiendo cualquier pregunta que sus alumnos les hicieran sobre lo que se estaban viviendo e incluso, todo lo contrario, mentalizando a sus discentes con las mentiras del gobierno. Teniéndoles con la mascarilla puesta y las ventanas abiertas en pleno invierno, algo propio de gente carente de inteligencia, pues, ¿no se les pasó por su cabeza que cualquier ozonizador sería un remedio más eficaz que hacer coger una pulmonía a sus estudiantes?. Por lo tanto, por cobardes, faltando al código deontológico de la profesión, que pide una enseñanza lo más verídica posible, evitando injerencias políticas. Para ellos, un SUSPENSO.

 


El pueblo. Fue humillado, detenido dentro de su casa, teniendo que comprar en los sitios más cercanos, ni siquiera se les permitió ir al campo, precisamente a oxigenarse, también se le inculcó que el Covid era tan malo que podías morir de un momento a otro, se le dijo que se lavara las manos y por ahí los veíamos entrando a las tiendas con el gel de alcohol frotando y frotando y si no lo hacías no te dejaban entrar. Se le dijo que aunque no tuvieras síntomas podías infectar a otros. Casi dos años trabajando con la mascarilla puesta reduciendo en suma la cantidad requerida de oxigeno. Algunos de estos ciudadanos no tuvieron inconveniente en acusar a otros por no llevar el tapabocas bien puesto, o los que no la llevaban, sin inmutarse si esa persona tenía un cáncer de pulmón.

El miedo al Covid hizo que los ciudadanos se pusieran, más de una vacuna, dos, tres, cuatro y unos pocos, aún más. Estos inoculados iban haciendo encuesta con todos sus allegados para no ser los únicos y cuando el número de vacunados creció, entonces pasaron a ser jueces de los que no querían vacunarse.

Otra escena deleznable surgió de la TV pidiendo a los encerrados que salieran a la ventana o el balcón con una cacerola y la golpearan a una hora determinada para manifestar con ello su apoyo al equipo médico (que no se opuso a las vacunas). Poco después les pidieron lo mismo para amonestar conductas de políticos, que debieron de reírse lo suyo con aquella algarabía doméstica.

Se utilizó el peso de la mayoría, como si tuviera importancia frente a la verdad, cuando todos deberían saber que la suma de dos tontos no da una persona inteligente.

Aunque la propuesta del gobierno fuera contraria al sentido común y que con solo entrar en Internet podían conocer otras opiniones, no lo hicieron, ni tampoco contrastar la información recibida con la que proporcionaba el INEM.

Así que, por cobardes, incultos y necios, al creerse el cuento de Caperucita, un SUSPENSO.

 

Mi conclusión es esta.

Las razones por las que pienso que la puesta en escena del Covid fue un test y algo más que se me escapa, son porque veo detrás la presencia en su elaboración de psicólogos, sociólogos, políticos y publicistas, mención aparte de los titiriteros, autentico cerebro de todo ello.

Dentro de la psicología hay varias formas de enfocar un problema y para lo que yo sé, la cognitiva inversa, en este caso y los demás, consiste en crear información errónea con la finalidad de convencer, aunque mejor sería decir, engañar, con procedimientos pseudo racionales, a sabiendas que la mayoría de los ciudadanos no captarían la realidad del suceso. Tras poner en marcha esta etapa cognitiva de desinformación, vino el troquelado o impronta, que fue sin más, el miedo, a esta segunda parte se le unió la psicología conductista, tal y como indica su nombre, una serie de medidas para cambiar los hábitos y manera de enfocar la propia vida, en suma, modificar la conducta del pueblo. Dentro de estos cambios apareció la mascarilla y se mantuvo durante casi dos años, tiempo suficiente para que algo tapando la boca, fuese interiormente sentido, como una advertencia, tal y como se hizo en la Edad Media cuando algún reo podría decir lo que no les convenía a los que gobiernan.

Los sociólogos canalizaron el efecto que la puesta en escena del Covid podría ofrecer o perjudicar a los titiriteros.

Los políticos, bueno, no hay que decir mucho, se venden con facilidad, serían los que cara al público dirigieran esta triste sinfonía.

Los publicistas saben que el éxito de la venta de un producto consiste en la constante repetición. La mención repetitiva de algo, produce en quien lo escucha un principio de familiaridad y de ahí, si aparecen razones, (psicología cognitiva), miedo a no comprar el producto, (troquelado) y hacer sentir a los compradores que el comportamiento correcto debe ser la aceptación del producto, (psicología conductiva) y aún más, que hacer una crítica le podría traer consecuencias fatales, de ahí la mascarilla, ya tenemos todo el engranaje.

Los que idearon esta canallada sabían que debían proceder lo más rápido posible, el tiempo jugaba en su contra, porque no había que dejar reflexionar, así los sucesos añadidos al Covid fueron igual a una bola de nieve que cada vez se fue haciendo más grande. Lo pensaron bien y les salió casi bien. Alrededor del Covid se tejió toda una serie de mentiras para hacer pasar una gripe por una pandemia, esto les permitió socavar derechos humanos por doquier y observar la reacción del pueblo.

Qué mostraba ese test a los que lo construyeron. Que la gente que puebla este mundo en su mayoría son cobardes, poco inteligentes, egoístas, y acomodaticios y otros elementos más, menos importantes. Con estos informes estadísticos que sacaron, pueden saber si se podría contar con los ciudadanos para cualquier cosa poco digna, por supuesto y también si sería posible crear una nueva guerra que diera nuevas fronteras políticas a este mundo.

La parte buena de este test está en el factor acomodaticio, ya que las personas con esa actitud no son propensos a entrar en guerras.

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@dolfo Cabañero

psicopedagogo y profesor de yoga